Terror en Los Robles
La colonia Los Robles siempre había sido tranquila y segura, el tipo de lugar adonde uno puede vivir felizmente por toda su vida… Pero eso cambió en el verano de 2017. La gente de la vecindad empezó a recibir llamadas en las noches de números desconocidos. Al principio las llamadas llegaban de vez en cuando, vecino por vecino, y normalmente colgaban tan pronto alguien contestaba. Así fue hasta que una noche sonó el teléfono de la Sra Reyes. Tan pronto como respondió a la llamada se escuchó un suspiro, y una voz ronca dijo inmediatamente: “Los estoy viendo e iré por ustedes…uno por uno, empezando por… tu hijo… y me aseguraré de que tu esposo te vea ver lentamente antes de que sea su turno.” Y luego la persona que llamaba colgó.
Horrorizada por la amenaza, la Sra. Reyes acudió de inmediato a su esposo, quien llamó al número de emergencia para reportar la llamada. Pero tan pronto marcó el número la misma voz ronca respondió susurrando:
"No pueden ayudarlos... ¡Voy por ustedes!" pero esta vez la voz ronca no colgó y se quedó en la línea, respirando profundamente.
“¿Quién eres? ¿Adonde estás cobarde?” reclamó el Sr. Reyes.
“Revisa el número en el teléfono de tu esposa que tienes en la mano izquierda.” Le respondió la voz ronca, y abruptamente colgó.
Al ver el número se dio cuenta que la llamada había venido del celular de su hijo. Ambos se apresuraron al cuarto adonde estaban durmiendo. Abrieron la puerta de golpe, despertando a su hijo por el susto. En la mesita de noche frente a la cama estaba el celular del que provenían las llamadas ... apagado y frío. El hijo juró que lo había dejado allí tan solo llego de su trabajo y que no lo había tocado desde entonces. Los padres, horrorizados, se miraron preguntándose quién los había estado llamando, observándolos ... y quién venía por ellos.
Todos decidieron apagar sus celulares y permanecer en la misma habitación el resto de la noche, dos dormían mientras alguien se quedaba en vigilia. Por la mañana se subieron todos al coche para ir a la policía y contarles lo ocurrido esa noche. Sin embargo, de camino a la comisaría, no lejos de su casa, el Sr. Reyes sintió un tirón en el volante, perdió el control del automóvil y se estrelló contra un barranco.
El joven voló a través del parabrisas y aterrizó en un árbol. La mamá y el papá fueron trasladados en helicóptero al hospital más cercano, pero la esposa sufrió un infarto y con la mano extendida hacia su esposo tomó su último aliento. Lo último que el señor Reyes vio antes de cerrar los ojos por última vez era una figura en la oscuridad que lo miraba fijamente, con una sonrisa misteriosa en el rostro y un cigarrillo en la boca.